Hace quince años, la astuta táctica de José Mourinho liderando al Inter de Milán dejó fuera de la competición a uno de los equipos del FC Barcelona más temidos de la última década, impidiéndole participar en la final de la Champions League. Con un resultado de 3-1 a su favor en el partido de ida celebrado en el Giuseppe Meazza, el equipo italiano llegó al Camp Nou preparado para proteger su ventaja. La temprana expulsión de Thiago Motta agregó un nivel extra de tensión a una eliminatoria que finalmente favoreció a los ‘nerazzurri’, quienes consiguieron el pase a la final que, por un giro irónico del destino, tendría lugar en el Santiago Bernabéu.
El júbilo del Inter tras lograr la clasificación fue abrumador, con Mourinho liderando una celebración en el césped del Camp Nou que fue marcada por un elemento imprevisto: la activación de los aspersores del estadio, que otorgó un aire surrealista a la hazaña épica. Quince años después, el entrenador portugués recuerda para MARCA aquel partido que, indudablemente, significó un antes y un después en la historia del Inter, que levantaría la ‘Orejona’ esa misma temporada, así como en su propia trayectoria, ya que poco después firmaría con el Real Madrid. «No hay forma de expresar lo que sucedió, el sentimiento que experimentamos al final del encuentro es algo que solo nosotros conocemos y siempre quedará en nuestra memoria», dice el técnico portugués, evocando la emoción de esa noche mágica. «No pudo ser más épico. El partido en Milán fue impecable y luego llegó el desafío en el Camp Nou», añade, subrayando la dificultad y trascendencia del duelo.
Mourinho revela la cuidadosa preparación del Inter para esa eliminatoria, con el cuerpo técnico y los jugadores dedicados a analizar las fortalezas y, sobre todo, las debilidades de un Barcelona que deslumbraba al mundo. El objetivo era evidente: inculcar en el plantel la convicción de que estaban capacitados para superar al formidable equipo blaugrana y alcanzar la anhelada final. La historia, por último, les dio la razón, y aquel Inter de Mourinho dejó su huella en la Champions League, con una victoria épica en el Camp Nou.