El Torrent CF comenzó a forjar su historia incluso antes de que el árbitro diera el pitido inicial. Por primera vez se encontraba en una semifinal de ascenso a Primera RFEF, enfrentándose al CF Talavera, que había finalizado tercero en la temporada regular. La afición local comprendía la necesidad de alentar y respaldar a su equipo en casa para así contar con las mejores oportunidades para el partido de vuelta.
El San Gregorio se engalanó y llenó sus gradas, convirtiéndose en el jugador número 12 que su equipo tanto necesitaba. La atmósfera era espectacular, a la altura del encuentro que estaría a punto de comenzar en la ciudad valenciana. Más de 3. 800 aficionados se unieron para respaldar al equipo.
Desde el primer minuto, ambos equipos salieron decididos a luchar, mostrando un ímpetu notable en cada disputa de balón. Los jugadores del Talavera parecían marcar el compás de un partido que resultaba extremadamente reñido. Hubo varias jugadas de riesgo para ambas porterías, destacándose dos posibles penaltis, uno para cada equipo, que el comité andaluz decidió no sancionar.
La ocasión más prometedora para los valencianos se presentó en el minuto 33, cuando Ivi Martínez envió un centro que Mati cabeceó a puerta, pero Joe logró detener el remate sin dificultad. Este intento revitalizó a la afición del Torrent, que gritó “Sí se puede”, aunque, a pesar de todo el aliento constante desde el inicio, el ánimo había decaído un poco y se podían escuchar los cánticos de los seguidores del CF Talavera, con frases como “Tala yo te quiero” y “desde Torrent yo te animo”, provenientes de más de 150 toledanos presentes.
Cuando parecía que la primera mitad se aproximaba a su fin, Acevedo tuvo una oportunidad clara desde fuera del área en el minuto 41, pero el portero volvió a responder con una parada. El encuentro se fue al descanso tras un minuto adicional, dejando la sensación de que el Torrent podría superar al CF Talavera, que estaba complicando el desafío, digno de una eliminatoria de ascenso. Al regresar a los vestuarios, el equipo local recibió una ovación.
El descanso podría haber relajado los ánimos, pero ocurrió lo contrario. Las ganas de los valencianos de llegar con ventaja al partido de vuelta hicieron que el nivel de tensión y competitividad aumentara. La escasa firmeza del comité arbitral intensificó la presión tanto entre los jugadores como entre los aficionados.