Hoy Camavinga mantiene vivo al Real Madrid, que enfrenta dificultades para vencer al Alavés en La Liga.


 Hoy Camavinga mantiene vivo al Real Madrid, que enfrenta dificultades para vencer al Alavés en La Liga. 


El Real Madrid experimentó dificultades en Vitoria, tal como se preveía, para seguir en la lucha por La Liga. Se adelantó gracias a la mejor jugada de Camavinga en la temporada, tuvo que afrontar casi una hora de partido con un jugador menos debido a una acción inaceptable de Mbappé, y mantuvo el orden ante un Alavés obstinado en los centros laterales, asegurando la victoria tras la expulsión de Manu Sánchez, que fue pasada por alto inicialmente por Soto Grado. 


El Madrid, sin Vinicius, ni Bellingham, y sin Carlo Ancelotti en el banquillo, terminó siendo el Madrid sin Mbappé. Una entrada absurda y peligrosamente imprudente del francés en el minuto 38 sobre Antonio Blanco dejó a su equipo en desventaja numérica durante casi toda la segunda parte, frustrado por la incapacidad de hacerse con el balón, acosado por una defensa física que nunca fue penalizada por el árbitro. No hay justificación para una entrada tan peligrosa, que pudo haber causado una lesión grave al jugador del Alavés. 


Soto Grado valoró esa entrada en directo como tarjeta amarilla, lo que evidenció una desafortunada tarde para el árbitro riojano. Validó un gol del Madrid tras un córner, solo para anularlo tras la revisión del VAR al identificar una falta de Rüdiger sobre Owono. Permitió que el Alavés mantuviera un juego intenso, comprensible por su lucha por la permanencia, cometiendo faltas sucesivas para evitar que los jugadores madridistas, principalmente Rodrygo y Mbappé, pudieran girar con el balón. Desde el inicio, el Alavés mostró intensidad, aunque le costó crear oportunidades debido al sólido control del Madrid en el medio campo: Tchouaméni actuando como eje, con Valverde y Camavinga en los laterales. Rodrygo y Arda Güler también colaboraban en la defensa, aun sin balón. La situación del equipo es precaria, carente de juego y de confianza, aunque no de talento. 


Un destello fue suficiente para romper el empate. Un pase preciso de Arda, que rompió líneas, permitió que Valverde combinara rápidamente con Camavinga, quien dejó pasar el balón y lo colocó con el interior junto al palo. Este gol representó un impulso anímico para el francés, en una temporada discreta, y fue la mejor jugada de un Madrid que culminó la primera mitad acorralado en su área, con una buena oportunidad para Carlos Vicente, que disparó con el interior de su pie izquierdo, angustiado por las faltas en contra ante cualquier mínimo contacto. 


Al igual que en Pamplona, el Madrid se organizó para resistir con un hombre menos y seguir vivo en La Liga. Se replegó con Arda y Valverde en las bandas y Rodrygo como delantero, aunque dos de esas tres piezas no son idóneas para defender cada balón como si fuera el último. El Alavés atacó por la banda de Carlos Vicente, un especialista en enviar balones, pero ni Kike García en primera instancia ni Toni Martínez, quien reemplazó a Carlos Martín, lograron cabecear con precisión y fuerza ninguno de los tres balones que tuvieron a su disposición. Courtois mostró un control seguro. 

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