El madridismo sociológico percibe como un indicio de doping el talento que posee Lamine Yamal. Esta situación ya ocurrió con Messi.
La historia se repite. Si en su momento fue Leo Messi, ahora es Lamine Yamal, la joya de la cantera del Barça que está deslumbrando al mundo entero.
Cada vez que un talento generacional surge en Can Barça, el ambiente mediático alineado con el Real Madrid responde de manera automática. No se realiza ningún análisis deportivo. Tampoco hay respeto.
Solo surgen acusaciones sin fundamento, insinuaciones sin pruebas y un intento de sembrar desconfianza donde solo puede hallarse talento.
El tratamiento que está recibiendo Lamine Yamal es casi delirante. A sus apenas 17 años, ha sido víctima de uno de los ataques más ruines en la historia del fútbol español. Y todo por una razón: su imparable desarrollo.
Una acusación carente de evidencias.
La polémica comenzó con unas palabras de Kiko Matamoros, un conocido aficionado del Madrid y colaborador televisivo. En el programa "Ni que fuéramos Shhh", que se transmite en Twitch, lanzó una insinuación grave sin ningún respaldo:
“Se habla mucho del progreso de Lamine Yamal. Yo no me atrevería a afirmar lo que se dice… Pero sí se mencionan cuestiones sobre ayudas farmacológicas que no deberían existir”.
Sus palabras, aunque indirectamente, implican a Lamine Yamal en dopaje, sin presentar prueba alguna. Es una línea roja que jamás debió cruzarse.
Esto no es crítica; es un ataque a la dignidad y a la integridad de un menor que ha demostrado su valía en el campo. Y eso es lo que más duele.
Previamente, un tuit de @GxlDeManutinho mencionaba: "Desde que Hansi Flick está en el Barça, los jugadores han cambiado". “Lamine Yamal: ha crecido 10 cm y aumentado 20 kg en músculo. Ahora mide 181 cm”.
La falsedad como bandera. Lamine Yamal debutó con el Barça a los 15 años con una altura de 1,78. Pero todo vale.
Kiko Matamoros amplió el rumor: "El médico deportivo más tonto del mundo conoce bien el tratamiento de este chico. Lo de Lance Armstrong es una broma al lado de este descaro”.
Y concluyó: “El control antidopaje en España es un chiste, como todo lo que depende del CSD”.
Kiko Matamoros tiene a Lamine Yamal en la mira, tal vez por las contundentes derrotas del Real Madrid en los clásicos de la última temporada. Recientemente comentó:
“Lo peor de las vacaciones de Lamine Yamal está aún por revelarse. Se ocultará bajo la misma lona que cubre sus tratamientos o los escándalos de corrupción de su club. Los empleados de alguna discoteca en Ibiza saben de lo que hablo”.
Después de sus últimos fracasos en televisión, Kiko Matamoros ha decidido apuntar a Lamine Yamal para volver a aparecer en las noticias. Desde hace tiempo, ya no lo consigue por su cuenta.
El Barça, en pie de guerra.
Desde el FC Barcelona no han tardado en responder. Fuentes del club afirman que los servicios legales están revisando las declaraciones para considerar una posible denuncia por calumnias.
“No se puede aceptar este tipo de acusaciones tan graves sin evidencia. Es una caza de brujas”, expresan desde el entorno blaugrana.
Desde el club culé creen que se ha sobrepasado un límite. Lamine Yamal, que es seleccionado absoluto de la selección española, se encuentra bajo estrictos controles médicos y antidopaje, como cualquier jugador de élite.
No existe ninguna sospecha oficial sobre su rendimiento. Solo son rumores malintencionados provenientes de ciertos sectores de los medios.
Cuando el Barça tiene éxito, el entorno blanco se vuelve inquieto.
Esto no es algo nuevo. Sucedió con Messi, también con Neymar y ahora con Lamine.
Messi ya enfrentó eso. Es el precio que los cracks deben pagar por triunfar en el Barça.
Cada vez que el Barça logra entusiasmar con un jugador excepcional, en Madrid se activa la maquinaria de la descalificación. Cualquier recurso es válido para restar méritos, incluso lanzar difamaciones desde los platós de televisión.
El problema es estructural. Un sector del madridismo más radical, con acceso a los medios, piensa que solo el Real Madrid merece ganar.
Y cuando esto no sucede, la culpa recae en otros. Negreira, La Liga, el VAR o, ahora, el dopaje.
No pueden soportar ver que hay talento en el Camp Nou, y con Lamine, hay talento para rato.